martes, 23 de noviembre de 2010

Yale. Devolverá todo o nos están tokeando.... ¿Cúal es la verdad?


Luego de que el Gobierno asegurara que había llegado a un acuerdo con la Universidad de Yale con respecto a la devolución de las piezas arqueológicas de Machu Picchu, múltiples han sido los argumentos polémicos e incompletos que se han formulado al respecto.

Tal es la confusión que la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso ha invitado al procurador ad hoc para ese caso, Eduardo Ferrero Costa, a explicar la situación real, las fechas y detalles definidos por el Estado Peruano para lo que parece será una devolución parcial del patrimonio que fue cedido en calidad de préstamo a esa casa de estudios hace cien años.

En efecto, si bien el Gobierno no dijo cuándo se produciría el retorno al Perú ni cuántos objetos cedidos a Yale serían devueltos, tampoco fue precisamente explícito en los detalles. En consecuencia, la percepción mayoritaria fue que Yale devolvería todo. Un comunicado de esa casa de estudios, difundido el último domingo, terminó con el misterio. Sí hay un acuerdo con el Gobierno del Perú, pero este se concretará en los próximos dos años y de manera selectiva. Es más, según precisa la universidad: “Las piezas que son apropiadas para exhibición en un museo llegarán a tiempo para la celebración centenaria del descubrimiento científico de Machu Picchu por la Expedición Científica Yale-Peruana en el año 1911”.

Todo indica que este acuerdo es muy similar al que arribaron las partes en el 2007, y que se frustró al año siguiente. Entonces el presidente García, a través de su representante Hernán Garrido Lecca, y el presidente de Yale, Richard C. Levin, suscribieron un Memorando de Entendimiento (MOU) que establecería una relación amigable de colaboración mutua: “El acuerdo contemplaría el retorno de la mayoría de piezas arqueológicas de calidad museable al Perú, junto con un número significativo de fragmentos y otros elementos de estudio, esto seguido de una exposición itinerante; mientras que el resto de material de investigación se quedaría en Yale por un periodo mayor de tiempo donde estaría disponible para colaborar con investigaciones científicas”.

Ante esto resulta pertinente que el Gobierno dé a conocer los alcances de los acuerdos, para despejar las dudas que lamentablemente ya se generaron. En segundo lugar, es indispensable establecer una estrategia inteligente que permita al Perú recuperar objetos que por derecho, cultura e historia le pertenecen, pero también garantizar su custodia.

Como sostiene en esta misma página el doctor Jorge Secada, de la Universidad de Virginia, debemos reconocer y resolver nuestras limitaciones en materia de preservación del patrimonio, para que las piezas que halló Hiram Bingham a inicios del siglo XX retornen al Cusco a un lugar no solo confiable, sino que se erija como baluarte de la custodia y difusión de bienes que son, sin duda, invalorables.

Es más, Yale –que ha custodiado por un siglo estas piezas arqueológicas– podría convertirse en gestor financiero y académico de este esfuerzo, en el que podrían participar las universidades más importantes de Lima y del Cusco, académicos y arqueólogos interesados todos en crear un centro mundial para el desarrollo de la arqueología andina y peruana.

La transparencia es fundamental. Esperemos que este asunto no se politice sino que sea tratado adecuadamente, y se sopese la trascendencia indudable que tiene nuestro patrimonio. (El Comercio)

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JAIME ESPEJO ARCE