viernes, 29 de abril de 2011

Votan los bolsillos


El 90, la mayoría de peruanos votó por su bolsillo. El apocalíptico Schock espantó a millones y el Apra se encargó de demonizar a Vargas Llosa plasmando en pantallas, el terror del abismo. La gente prefirió el vacío de la incertidumbre fujimorista a la avisada estabilización con freno fredemista.

Ese es el mismo público que, difuminada la hiperinflación, aplaudió el golpe del 92, reeligió a Fujimori el 95 y casi lo enquistó en el poder a fines de la década (con Montesinos y todo). Ese público, digo, no habitaba una nube y conocía de los resortes del SIN, de las salidas autoritarias y de todo lo demás. 

Difícil creer que sea una repulsa democrática y antiautoritaria la que se oponga a la opción Keiko. En realidad, salvo la asonada de los Coroneles Gutiérrez ante la elección de Pardo en el siglo XIX, el peruano promedio aplaudió o toleró bien los regímenes de fuerza.

Además, si de autoritarismo se trata, éste sobresale entre líneas dentro del Plan de Gobierno Nacionalista, sin que ese sea un remilgo que valga. Como lo sugiere una encuesta de Latinobarómetro, la democracia y el Estado de Derecho no están internalizados como valores que se rescaten. Hay en los peruanos un chip que no es en sustancia autoritario sino sostenidamente pragmático. A la gente, en suma, le importa más sus bolsillos que el jusnaturalismo liberal de los derechos humanos. Es nefasto, pero es real y tan real que ese será el eje sobre el cual gire la elección del 5 de junio. Por decir lo menos, la gente optará, no por quien menos asuste políticamente, sino por quien menos arriesgue y más ponga en sus bolsillos.

La fina estrategia de asustar (fundadamente, además) por los excesos del Plan humalista podría tener un impacto importante. Para el común, Keiko podría ser crecimiento con asistencia social y sin riesgos. Humala podría ser el cambio con giros solapas al centro aunque con discursos contradictorios que agotan su estrategia. Por eso, la tendencia, especialmente, entre los urbanos costeños que son los más, será una apuesta por el mal menor económico. El mal menor político (al margen de quien lo sea) tendrá cada vez menos importancia.

Así, la tendencia al final podría revertir las actuales encuestas, pues nadie logra asumir de dónde va a salir el dinero para “Pensión 65″ , que costaría S/.6 mil millones al año. Las pensiones ahorradas se ven en peligro, las posibilidades de parar el crecimiento y llamar a la inflación o de tener un IGV de 25% como en Brasil, son ya discusiones centrales de la agenda. 

Si se suma el aporte de Hernando de Soto, más significativo que Vargas Llosa en C y D, por sus propuestas  (el Nobel puede encandilar a A y B con sus fárragos de Popper y Berlin), lo cierto es que la balanza podría inclinarse en contra de un cambio que, pese a las incorporaciones, no dista de aquel del 2006. Veremos.

Raúl Mendoza Cánepa

No hay comentarios:

Publicar un comentario

IMPORTANTE: Las personas que efectúen comentarios en este blog son única y exclusivas responsables de sus manifestaciones y opiniones; siendo responsabilidad administrativa, civil y penal de quien lo envió y/o utilizó el espacio para emitir opinión. El autor de este blog no garantiza la veracidad, exactitud, pertinencia y/o licitud de los contenidos publicados por los participantes quienes aceptan efectuar comentarios bajo su exclusiva y única responsabilidad.

JAIME ESPEJO ARCE