lunes, 30 de mayo de 2011

Montesinistas abstenerse... (¿?)


En una entrevista con RPP Keiko Fujimori acaba de anunciar que será “muy tajante en la lucha frontal contra las personas cercanas a Vladimiro Montesinos que intenten inmiscuirse en un gobierno de Fuerza 2011”. No es la primera toma de distancia del asesor, pero sí un inédito anuncio de una purga en las filas de un segundo fujimorismo.

No explicó la candidata cómo va a definir quién es cercano a Montesinos y quién no, o qué significa la cercanía en este caso. Pues prácticamente todo el fujimorismo ha estado más o menos cerca del asesor en su hora punta, y son pocos quienes desde entonces han tomado efectiva distancia pública de él. El montesinismo fue segunda naturaleza.

Fujimori no puede estar pensando en todos los que convivieron políticamente con Montesinos o tuvieron alguna forma de contacto con él, pues eso comprende a casi todo el elenco, ella misma incluida. Quizás se refiere a aquellos que no tienen una coartada eficiente para explicar los contactos, aunque de esos también deben de haber pocos.

Muchos de los operadores más allegados a Montesinos están presos o prófugos, de modo que su participación en un gobierno de Fuerza 2011 va a ser difícil. El problema lo va a tener Fujimori con las figuras intermedias, que coordinaron estrechamente con Montesinos, pero no se quemaron del todo cuando llegó la debacle.

¿Cómo van a hacer los keikistas? ¿Montar una suerte de tribunal privado y emitir certificados de desmontesinización? ¿Señalar a unas cuantas cabezas y dejar pasar a todos los demás? ¿Leer obras como los seis tomos de transcripciones de la vida en la salita del SIN? Quizás no es tan fácil establecer qué es un fujimorista no montesinista.

Pero hay que creerle a Keiko Fujimori cuando da a entender oblicuamente que de llegar al poder para ella y su círculo Montesinos será un problema. Por ejemplo el peligro de que se forme en torno de él un sistema de lealtades secretas que funcione como un ala derecha dura. O que simplemente opere como otra banda con fines de lucro.

En otras palabras, quizás a esta presidenta le gustaría un corte efectivo con Montesinos y el montesinismo como forma de ejercer el poder. El problema con esto es que un buen número de sus cuadros más cercanos se ha formado en esa escuela de extrema derecha militarista, y no conoce (y probablemente no quiere) otra.

Es una cuerda floja si las hay: la promesa electoral explícita es hacer fujimorismo sin Alberto Fujimori y a la vez sin rezagos montesinistas. Esto lo tendría que hacer además con fracciones bien definidas en el gobierno y sin una organización partidaria propiamente dicha. Suficientes buenas intenciones como para empedrar un par de infiernos.  Mirko Lauer

miércoles, 18 de mayo de 2011

El legado del fujimorismo: De tal palo, tal astilla


Para llegar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Keiko Fujimori se ha cubierto del manto del legado de su padre. En más de una ocasión ha afirmado que el gobierno de Alberto Fujimori fue el mejor que ha tenido el Perú en toda su historia.

Ahora que busca ir más allá del voto naranja, intenta moderar su discurso. Ante preguntas de medios afines (¡ahora casi todos!), ha reconocido que el gobierno de su padre fue autoritario, pero jamás acepta que tiene responsabilidad por violaciones sistemáticas de los derechos humanos. En una entrevista reciente, Keiko Fujimori afirma que los militares cometieron los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta, y si su padre cometió un error fue al no castigarlos inmediata y severamente.

A la desmemoriada Keiko Fujimori y sus simpatizantes, habría que recordarles que, tal como ha sido probado en el más alto tribunal de la justicia del país, su padre armó la estructura política y militar que permitió que esas violaciones se dieran. Es más: su padre hizo todo lo posible por negar la existencia de dichas violaciones y por proteger a sus autores, incluso la promulgación de las leyes de amnistía de 1995. Juega con la idea de que el mismo Fujimori mantuvo a lo largo del juicio en su contra por violaciones de los derechos humanos: salvó al Perú del terrorismo pero no es responsable de cualquier acto violatorio de los derechos humanos que se cometió en el camino. O sea, es el autor mediato de la lucha contra el terrorismo, pero no de las graves violaciones que se cometieron como parte de ella. No, pues.

Alberto Fujimori fue condenado a 25 años de cárcel —en un juicio imparcial que garantizó con pulcritud su derecho al debido proceso— por tres casos: la masacre de 15 personas, incluso un niño de ocho años, en Barrios Altos; la desaparición de nueve estudiantes y un profesor de La Cantuta; y los secuestros de los sótanos del SIE. Pero no fueron los únicos casos de violaciones de los derechos humanos cometidos durante su gobierno. Tal como señala el fallo condenatorio a Fujimori, el temible Grupo Colina, escuadrón de la muerte creado al interior de las Fuerzas Armadas con el aval de Alberto Fujimori, responsable por Barrios Altos y La Cantuta, cometió una serie de asesinatos y desapariciones por los cuales no ha sido enjuiciado Fujimori (debido a las reglas del tratado de extradición con Chile), tales como la desaparición de los campesinos de Santa, la desaparición del periodista Pedro Yauri y el asesinato de la familia Ventocilla.

Pero la violación de los derechos humanos durante el régimen de Alberto Fujimori va más allá aun de los casos cometidos por el Grupo Colina. Está el tema de la detención arbitraria de miles de peruanos y peruanas por la draconiana legislación antiterrorista de 1992. El mismo Fujimori se vio obligado a nombrar una Comisión Ad Hoc para revisar estos casos y indultó a más de 500 personas (miles más fueron indultados luego durante el gobierno de transición). No fueron terroristas, como Keiko Fujimori insinuó en el debate presidencial anterior a las elecciones, sino inocentes —y por eso fueron indultados—.

Está el tema de la desaparición forzada, una práctica de las fuerzas de seguridad desde los años ochenta que continuaba a inicios de los noventa. Algunos de estos casos cometidos durante los noventa ya han sido judicializados y sus autores materiales sancionados, como en el caso de la desaparición forzada del estudiante universitario Ernesto Castillo Páez o las autoridades locales de Chuschi. Pero otros no, como la desaparición del activista de derechos humanos de Huancavelica Angel Escobar Jurado, o los estudiantes Martín Javier Roca Casas y Kenneth Ney Anzualdo, quienes protestaron por la presencia de agentes de inteligencia al interior de la Universidad Nacional del Callao y luego fueron desaparecidos —y, según el testimonio del agente del Grupo Colina Jesús Sosa Saavedra, torturados y luego calcinados en los sótanos del SIE—.

Culpa a Montesinos y la fuerzas de seguridad para limpiar a su padre, tapando el sol con un dedo, pues fue su padre quien dio poder a Montesinos y cogobernó con las Fuerzas Armadas, a las que corrompió.

Hubo ejecuciones extrajudiciales en comunidades campesinas como Chumbivilcas, Santa Bárbara y otras. Ejecuciones extrajudiciales de personas que el régimen fujimorista consideró peligrosas por sus críticas al régimen, como el asesinato del secretario general de la CGTP Pedro Huilca Tecse. Ejecuciones extrajudiciales de personas rendidas, violación de toda ley de guerra, tal como se dio luego del rescate en la residencia del Embajador de Japón y luego del autogolpe en el penal Castro Castro.

Pero no se puede quedar ahí. El gobierno de Alberto Fujimori no solo violó los derechos humanos al matar, torturar y desaparecer a personas consideradas enemigas del régimen. También violó los derechos humanos al usurpar el poder, limitar la libertad de prensa, usurpar las funciones de otros poderes del Estado, corromper a los medios de comunicación y robar descaradamente de la arca pública. Gobernar con base en el miedo también viola los derechos humanos de los ciudadanos que no se sienten entonces seguros de poder ejercer libremente sus derechos de expresarse y de asociarse.

¿Será diferente un gobierno de su hija Keiko Fujimori? Difícil imaginarlo. Su intento de ir más allá de su base naranja queda chico, por decir lo menos. Ha reconocido el carácter autoritario del gobierno de su padre, y que se mató a los estudiantes de La Cantuta. Pero niega lo principal, lo evidente: que su padre fue el hilo conductor de un régimen nefasto que destruyó las ya debilitadas instituciones democráticas en el país, envileció a la política y gobernó con un arma como el miedo, la violación de los derechos humanos y la corrupción. Culpa a Montesinos y la fuerzas de seguridad para limpiar a su padre, tapando el sol con un dedo, pues fue su padre quien dio poder a Montesinos y cogobernó con las Fuerzas Armadas, a las que corrompió para mantenerse en el poder. Por años Keiko Fujimori ha prometido que indultaría a su padre al ser elegida presidenta, pero ahora jura “por Dios” que no lo hará, probablemente segura de que otros lo harán para que ella quede limpia. De tal palo, tal astilla.

jueves, 12 de mayo de 2011

Me preocupa la siembra de prejuicios

Escribe: Guillermo Giacosa
Aquellas personas que me conocen mal me han escrito sugiriendo que últimamente me he abocado a temas internacionales o morales para no mezclarme en la baraúnda del proceso eleccionario. Algo así como una falta de compromiso.

En verdad, a pesar de las elecciones que han puesto en estado de histeria a las clases medias y altas, el mundo sigue andando y creo necesario continuar brindando una percepción alternativa sobre algunos temas que la prensa oficial trata con una miopía política que raya en la deshonestidad. Ello no me ha privado de opinar sobre la segunda vuelta y no me privará, si eso depende solamente de mi voluntad, de hacerlo en lo sucesivo. Diré que por primera vez en mi vida coincido políticamente con MVLL. Coincidencia coyuntural pero coincidencia al fin. Agregaré que Hernando de Soto, a quien aprecio y sobre quien he escrito elogiosamente en otras oportunidades, me ha sorprendido desagradablemente al aceptar la propuesta de la candidata Fujimori. Creo que la historia, o la intuición popular, que es aquello a lo que los sectores privilegiados llaman ignorancia, nos ha puesto en una disyuntiva de la que puede depender el futuro de esta nación.

El neoliberalismo se desarrolla mejor bajo gobiernos autoritarios como fue el caso de Chile con Pinochet. No suele compadecerse en la práctica de la democracia porque estimula la acumulación de riquezas en pocas manos y nadie tiene la fórmula para flexibilizar esas manos y permitir un “chorreo” abundante y justo. Lo que está ocurriendo en Grecia, Portugal, Irlanda, España, etc. debiera alertar al Perú, cuya riqueza depende del precio de los metales en mercados que bailan al compás de intereses sobre los que no tenemos el poder de influir. Modificar ciertas variables de la economía fijando reglas de juego más justas no ahuyentará los capitales y permitirá avanzar en la gran inversión para el futuro que tiene que ver con la educación, la alimentación y la salud. Y esa, creo, es la única inversión que hará sustentable un modelo democrático y justo.

miércoles, 11 de mayo de 2011

uyuyuyyy FISCALIA DENUNCIA A JORGE DEL CASTILLO POR PETROAUDIOS


El caso "Petroaudios" que tantos dolores de cabeza le han causado al gobierno de García, ahora está en manos del Congreso. La fiscal de la Nación Gladys Echaíz, a pocas horas dejar el cargo del Ministerio Público, formuló denuncia ante el Congreso contra el ex premier y congresista no elegido Jorge del Castillo Gálvez por el caso "Petroaudios". El documento con fecha 9 de mayo, se entregó a la mesa de partes del  Congreso.

El cual dice, “se remite los actuados para el trámite respectivo”, el antejuicio, levantamiento de fuero y posible denuncia constitucional; sin embargo Jorge del Castillo desestimó que lo presentado por Echaíz sea una denuncia en su contra. Dijo que era una serie de presunciones para que el Congreso evalúe y sea el que archive el proceso.

Queda al Congreso realizar su propia investigación o asumir lo encontrado por la Fiscalía, levantar el fuero parlamentario y poner al denunciado en manos del Poder Judicial o archivar todo.

Como se recuerda esto sucede, luego de que una serie de audios revelaran que el ex premier había impulsado en el Congreso un proyecto de ley que  favorecía a la petrolera Monterrico.

Aldi Keiko Fujimori

 
Ernesto de la Jara
En un artículo publicado ayer en este diario expuse las ¡ra-zo-nes! por las que, en las actuales circunstancias, iba a votar por Ollanta Humala, y no por el regreso del fujimorismo-dictatorial de los 90, ni de manera viciada.
 
En algún momento pensé agregar un fundamento a modo de chacota, pero no lo hice para no quitarle seriedad a un artículo, con el que se podía discrepar, pero que pretendía presentar argumentos. Pero ahora sí lo hago: el solo hecho de que La razón, Expreso y Correo, y especialmente el director de este último medio, A. Mariátegui, estén incondicionalmente con el fujimorismo hace que la opción me huela muy mal.
 
Ayer Mariátegui usó su columna diaria para –en su estilo– insultarme, una vez más, porque me atreví a opinar. Creo que la mejor prueba de su baja calidad como persona y columnista es él mismo. Tómese el trabajo de ojear lo que escribe y sentirá ese “asco” que él utiliza para calificar a quien discrepe.
 
En el artículo dije que un mérito de Humala era haber logrado que gente que detestaba los derechos humanos, de pronto se volvían fanáticos de la causa. Mariátegui es parte del grupo. Pobre, no puede dormir por Madre Mía.  Pero nunca le importó y hasta ha aplaudido las decenas de matanzas del grupo Colina, la desaparición y detención arbitraria de miles de personas, los asesinatos del periodista  Yauli y del sindicalista Huillca o el descuartizamiento de Mariela Barreto (ex agente del SIN), todas atrocidades –entre muchas otras más- cometidas en el régimen del “mejor” Presidente del Perú .
 
Es él quien utiliza los derechos humanos de manera oportunista con fines políticos. Solo falta que Mariátegui pida su incorporación a la “cojudez de la Coordinadora de Derechos Humanos”, como él la llama, al igual que su mentor, Cipriani, del Opus Dei. 
 
Mi lógica es: ¿por quién votar, por el candidato que no ha terminado de ser investigado por violaciones de derechos humano en Madre Mía, o por un régimen que creó un destacamento militar para que se dedicara a asesinar por todo el país, cuyo autor mediato –de quien la CVR ha dicho que es el único Presidente que tiene responsabilidad penal- hoy condenado a 25 años, y que los fujimoristas quieren liberar?
 
Fujimori –como Presidente de la República- junto con su inseparable asesor Montesinos, fueron quienes dieron las órdenes para asesinar con premeditación y alevosía, mientras que las acusaciones contra Humala en Madre Mía todavía no están acreditadas (ya hay una primera resolución a su favor, con participación del juez San Martín), y las investigaciones las deberemos seguir impulsando sin ningún tipo de interferencia. Es absolutamente lógico que alguien como Mariátegui vote por Fujimori, pero en mi caso, hasta se podría creer que he perdido la razón.  
 
Además, ya Mariátegui llamó a votar por Alan García, sin importarle no solo el pésimo gobierno que hizo en materia económica (lo único importante para él), ni el enorme rabo de paja que tenía por los innumerables casos de corrupción y violaciones de derechos humanos, de los que era acusado, incluida la creación de otro destacamento paramilitar (el RF).
 
Cada vez que puede se “araña “–para usar la expresión con la que lo paró en seco Claudia Cisneros en pleno programa de TV– por el poder que tiene el IDL. Y claro que lo tenemos (si no fuera así, no hablaría diario de nosotros), pero lo somos sin costarle un solo sol al Estado, sin robar recursos del Estado como los fujimoristas que defiende, sino atrayendo cooperación internacional (un tipo de inversión) por ganar concursos.    
 
Termino con el estilo que él usa siempre: prefiero que me acusen de humalista e inconsistente que de fujimontesinista y mermelero.