viernes, 2 de septiembre de 2011

LA BENEFICIARIA IGLESIA CATÓLICA (PARTE 1º)

 
En nuestro país acontecen hechos que parecen milagros, y no precisamente porque ese dios que aclaman los católicos haya venido a rociarnos con su gracia. A mi parecer, si ese dios existe, sus poderes no son lo suficientemente buenos como para llegar hasta nosotros. Quizá hace falta que le enviemos un telescopio de mayor espectro para que vea que desde la conquista española lo único que nos ha ocurrido son desgracias.
 
Ni la globalización ha hecho que adquiera un dispositivo capaz de informarse de nuestros infortunios y mandarnos una ayudadita. Tal vez si supiese que casi 12 millones de peruanos carecen de agua y saneamiento básico, que alrededor de 2 millones y medio de peruanos mayores de 15 años son analfabetos; tal vez si supiese que entre los años 1980 y2000 más de 69 mil personas fueron masacradas por el grupo terrorista Sendero Luminoso y por el terrorismo de Estado ejercido desde la “legalidad”, ese ser benigno y todopoderoso hubiese hecho algo. Sin embargo, como sabemos, no hace nada. Algunos han llegado a la conclusión de que no existe. Es doloroso, pero creo que no les falta razón para pensarlo.
 
Y es que ese dios católico, si existiese, sería el ser más pasivo que conozco. Quienes no han aprendido de su pasividad son sus representantes católicos que andan haciendo milagros a nivel jurídico, pues aunque nuestra Constitución de 1993 profese laicidad de Estado, tenemos unos cuantos decretos y un documento conocido como Concordato en donde se brindan toda clase de ayudas a esa misma iglesia que no hace mucho se ha visto envuelta en 10 667 casos de pederastia en Estados Unidos, sin contar los miles de Canadá, Irlanda y el Reino Unido.
 
La revista Forbes ha calculado que la Iglesia Católica ha desembolsado 5 billones de dólares para acallar/sobornar a todos aquellos niños (familias) que en los países mencionados anteriormente han querido denunciar ante las autoridades a los curas que abusaron de ellos malentendiendo el dicho cristiano “dejad que los niños vengan a mí”. Con esto nos damos cuenta de que la Iglesia Católica no carece de fondos y cómo va a ser así si países como el nuestro no dejan de subvencionar sus actividades.
 
Además de las exoneraciones a las entidades de la Iglesia Católica como el Impuesto a la Renta, pasar por alto el IGV en el arrendamiento de espacios de las Iglesias durante eventos, exoneración de los arbitrios municipales, exoneración del impuesto predial, etc. que brinda amablemente nuestro Estado peruano, este también otorga salarios a los castos trabajadores de las instituciones eclesiásticas regidas por Joseph Ratzinger, a quien algunos denominan Nazinger por haber estado enrolado en la organización juvenil más potente del régimen nazi, las Juventudes Hitlerianas.
 
El Decreto Supremo 146-91-EF, publicado durante la dictadura fujimorista, establece un escalafón de sueldos públicos asignados a Arzobispos, Obispos, incluso a monaguillos. La más escandalosa de cada una de estas “colaboraciones” con la Iglesia Católica es la cantidad de dinero (proveniente de nuestras arcas públicas) que percibe el Cardenal Juan Luis Cipriani, la que asciende al 100% de lo que cobra un ministro, es decir, aproximadamente 3 800 dólares al mes. (Francesca Emanuele)

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JAIME ESPEJO ARCE