viernes, 13 de abril de 2012

¿Y si no hubiera ocurrido el 5 de abril?




Analizar la historia retrospectivamente, en el sentido de qué hubiese pasado si tal cosa ocurría o tal otra no, es, sin duda, metodológicamente imposible. Menos aún si hablamos de historia política reciente (y, por supuesto, sería abusivo querer hacerlo en una columna del tamaño de esta).

Sin embargo, sí hay algunos bocetos que podrían hacerse a propósito del 5 de abril de 1992, fecha que, más allá del juicio de valor que se tenga al respecto, marcó el país en un antes y un después. Analicemos la cuestión central para los fujimoristas: la tesis de que el país se venía abajo si tal medida no se ejecutaba.

En el tema del terrorismo, la captura de Guzmán no se debió al autogolpe. Fue un operativo de inteligencia que no se basó en ningún decreto de urgencia ni medida de excepción para su éxito. Y fue dicha captura la que desmoronó a Sendero Luminoso. Con 5 de abril o sin él, el terrorismo habría sido derrotado.

En materia económica sí hay que reconocer que la labor de zapa del APRA, merced al Tribunal de Garantías Constitucionales, se había propuesto atar de manos a Fujimori. Pero para ajustarnos a la verdad, habría que decir que no todas las reformas corrían peligro. Las modificaciones arancelarias, la creación de instituciones eficientes –como la Sunat (fundamental para entender el éxito económico de los 90) u organismos reguladores-, la edificación de un sistema de ayuda social, teniendo como baluarte a Foncodes, ya suponían por sí solos un salto cualitativo respecto del desastre heredado del primer gobierno de Alan García.

El fujimorismo hubiese llegado en olor de popularidad al 95 y aún si no hubiese podido endosar votos a un candidato de sus filas, difícilmente se le habría allanado el camino del retorno a García. Lo más probable es que alguien de centroderecha se alzase con el triunfo, contando en segunda vuelta con los votos fujimoristas.

Y el 2000, sin ninguna duda, Fujimori habría sido reelecto y ya en ese lapso, la capacidad del aprismo de sabotear las reformas hubiese sido nula. Lo más probable, inclusive, es que se hubiese podido cambiar la Constitución sin necesidad de interrumpir el proceso democrático. Y el 2005 quizás García podría haber regresado al poder, pero con el perfil actual (aunque, de haber ocurrido imaginariamente el proceso señalado, creemos difícil que el líder aprista hubiese podido regresar alguna vez a Palacio de Gobierno).

Hoy Fujimori no solo no estaría preso sino que podría ser catalogado como el mejor presidente de los últimos lustros. Y el país, sobre todo, estaría ya enrumbado más poderosamente de lo que hoy lo está en la ruta de la modernidad. Muchos fujimoristas lo piensan así en su fuero interno, pero no se atreven a la disidencia. El día que lo hagan contribuirán al saneamiento político del Perú y a superar la fractura política que lo signa. (Juan Carlos Tafur - PERU16)

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JAIME ESPEJO ARCE