jueves, 2 de agosto de 2012

El otro Vladimiro


Por: Augusto Alvarez Rodrich Augusto Álvarez Rodrich
Cambio de estrategia con un profesional del conflicto.
El nombramiento de Vladimiro Huaroc para administrar la conflictividad social constituye, junto con el nuevo gabinete, una expresión inequívoca del cambio de estrategia política que pretende poner en marcha el presidente Ollanta Humala.
Huaroc fue presentado anteayer por el premier Juan Jiménez Mayor como Alto Comisionado de la Oficina Nacional del Diálogo y la Sostenibilidad que reemplaza a la ya fenecida Oficina de Gestión de Conflictos Sociales. Es un cambio de nombre que pretende ser, ciertamente, mucho más que eso.
Empezando por la trayectoria de Huaroc: un antropólogo huancaíno con, por un lado, la habilidad del profesional del conflicto por su trabajo internacional en procesos de pacificación desde organismos multilaterales y, en el plano local, en actividades similares en la Defensoría.
Lo anterior se combina con su experiencia política gracias, entre otras posiciones, a su presidencia regional de Junín o a su candidatura en la plancha presidencial de Fuerza Social. Por sus características, sospecho que el presidente Humala lo tuvo en la baraja para escoger al reemplazante de Óscar Valdés.
Huaroc va a necesitar pronto hacerse de un espacio propio para ser un interlocutor aceptado por los sectores en conflicto pues muchos de ellos exigen hablar, en el mejor de los casos, con un ministro. Él sabe por qué, como me lo contó anteanoche en mi programa Buenas Noches de ATV+: él hacía lo mismo cuando era presidente de Junín.
Parte crucial de dicho esfuerzo es una “estrategia distinta” para enfrentar la conflictividad que Huaroc anunció el primer día en que fue nombrado, lo cual significa, como él ha dicho, “el deber de actuar con la absoluta claridad respecto de las razones y orígenes de los conflictos”. Habrá que ver cómo cae eso en el sector más ortodoxo del gabinete. 
Una implicancia de esa nueva estrategia es, por ejemplo, la revisión del SNIP y, también, el comentario muy importante de Huaroc de que “Conga es una gran lección y ejemplo de lo que no debemos hacer”, el cual fue hecho en referencia específica a la manera como el gobierno actual encaró la crisis de Cajamarca. 
Pero la música del gobierno no solo tiene autocrítica sino, también, disparos contra la minera, tal como el que lanzó ayer la vicepresidenta Marisol Espinoza: “Yanacocha tuvo veinte años para ganarse a la población y sólo logró rechazo”.
Huaroc no lo dice con toda claridad –porque es un político– pero la nueva estrategia que anuncia es una severa (¿auto?) crítica del gobierno del presidente Humala, quien hoy debe estarse lamentando el hecho de haberse demorado tanto en despedir a Óscar Valdés de la PCM. A buen entendedor, pocas palabras.

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JAIME ESPEJO ARCE