martes, 4 de diciembre de 2012

El Parte del día uno


Por. Augusto Alvarez Rodrich Augusto Álvarez Rodrich

Sin novedad en el frente jurídico de La Haya.
El primer día de la fase oral en La Haya, en el que le correspondió al Perú –como país demandante– iniciar los alegatos, transcurrió sin mucha novedad en el frente jurídico de la corte internacional de justicia, y con el refuerzo de la expectativa de que se pueda avanzar sin más turbulencia que la propia de un proceso de esta naturaleza en el que se  confrontan posiciones sobre el límite marítimo entre dos naciones.
En este sentido, el planteamiento expuesto por el Perú en el primer día de la fase oral estuvo, más allá de las exquisiteces de los analistas jurídicos que ven este proceso con la expectativa de la deformación profesional del sismólogo que se prepara para vivir un terremoto de grado nueve, dentro de lo previsto.
Esto significa el planteamiento formalizado en la demanda, es decir, que no existe un tratado que establezca frontera marítima entre el Perú y Chile, y que solo se solicita a la corte internacional que ejecute los principios del derecho del mar.
Así de simple es el argumento peruano, que va a ser profundizado en el alegato que continuará hoy, y que será desafiado por el equipo jurídico chileno en los días siguientes.
En el plano interno, el primer día en el frente jurídico de La Haya ha implicado, más allá de la novedad de un proceso al que los peruanos no estamos acostumbrados, un avance dentro del relativo optimismo que existe, en gran parte, por la sensación bien fundamentada de que el Perú se ha preparado para defender su argumento limítrofe de un modo tan diligente que constituye un ejemplo en el país del manejo de una política de Estado que no se altera por el cambio de gobierno.
Los sectores políticos de ambos países vieron con preocupación que la fase oral pudiera crear una turbulencia mayor a la de una confrontación jurídica, pero, afortunadamente, parece que las cosas se desarrollarán con relativa normalidad.
Estos es consecuencia, en primer lugar, del modo como ambos gobiernos han manejado la relación en el último par de años pero, especialmente, en la última semana, con el momento excepcional del encuentro del viernes en Lima entre los presidentes Ollanta Humala y Sebastián Piñera.
Y, segundo, más allá de las posiciones extremistas que hay en los dos lados de la frontera, y de los oportunistas políticos que siempre quieren pescar en río revuelto, por el hecho de que hoy parece existir la real voluntad de avanzar en la consolidación de una relación bilateral que, más allá de las vicisitudes de vecinos, ha mejorado mucho en los últimos años, y en donde la definición del límite marítimo en La Haya será el paso clave para la construcción de confianza que será de mutua conveniencia para el futuro.

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JAIME ESPEJO ARCE