martes, 23 de abril de 2013

“Asu Mare” y la historia que viene


Por: Juan Infante 

Debe haber sido en el año 91 o 92 que Alfonso Santistevan –guionista de la película “Asu Mare”- me prestó un libro que hablaba sobre el boom de la telenovela brasilera. Andaba yo haciendo un trabajo por encargo sobre la televisión peruana y recurrí a él para que me diera sus opiniones.

En esas épocas los productos que más veíamos los peruanos eran Los Pitufos, el Chavo del Ocho, Los Picapiedras y Aló Gisela. Si mal no recuerdo, el rating de estos programas era de 20 puntos en promedio. Estaban, además, las películas que transmitía Frecuencia Latina en su horario estelar.

Igual como ahora, en esas épocas se rajaba de la calidad de los programas de la tele y de la violencia de la que hacían gala, pero ¡oh sorpresa! por lo menos en aquella época, los televidentes escogíamos programas bastante familiares. Quizás ahora siga pasando lo mismo.

Yo recién terminaba de estudiar sociología y admiraba la manera cómo la televisión brasilera procesaba su historia y su contemporaneidad. De hecho sigo creyendo que ese trabajo de la O Globo y el conjunto de productores, directores, guionistas y actores brasileros puso su enorme grano de arena para la consolidación de la nación brasilera que devino en la potencia actual.

Al ver “Asu Mare” he sentido la ilusión de que ese momento haya llegado para el Perú. La película de Carlos Alcántara da una pista de hacia dónde tiene que evolucionar la producción de la industria audiovisual. Ojo, no estoy hablando del cine de autor ni tampoco exclusivamente del cine. “Asu Mare” da lecciones sobre todo para la tele.

Primera lección: en “Asu Mare” hay mucha verdad. En realidad, dentro de las licencias y los márgenes de la comedia, en la película todo es verdad. La verdad “acomediada” de Carlos Alcántara y un buen trozo de la verdad de la sociedad peruana. En un país donde la mayoría de ciudadanos tiene tanta vergüenza sobre su pasado, abrir las compuertas de la historia personal solo puede agradecerse.

Segunda lección: Carlos Alcántara, Gisela Ponce de León, Wendy Ramos y los demás actores que participan en la película, son eso, actores de gran talento y todos con larguísimo recorrido. Eso se nota a leguas.

Tercera lección: el enorme esfuerzo de la productora Tondero no terminó al tener el producto en mano. Ahí están aún chambeando en las regiones con el mismo ahínco que lo hicieron en Lima y espero que no dejen de chambear hasta cobrar el último sol. En el cine como en la tele, la mayoría de involucrados deja de comprometerse inmediatamente después de concluir con la elaboración del producto.

Todo ello ocurría en la industria televisiva brasilera de la década de los 70s y 80s. Una comunidad de profesionales trabajando juntos por crear y contar historias relevantes para su país.

‘Cachín’ ha hecho de sociólogo, antropólogo y psicólogo en ese equipo, pero con él han estado también la gente del teatro peruano con su enorme profesionalismo y la nueva promoción de directores de cine y productores, representados por Ricardo Maldonado y Miguel Valladares.

“Asu Mare” terminará con casi tres millones de espectadores. A partir de aquí, ‘Cachín’ y Tondero tienen la posibilidad de convertirse en la productora que transforme el negocio audiovisual peruano.

Ya tienen la historia de éxito y al finalizar la temporada contarán con capital y. sobre todo, los buscarán inversionistas. Tondero y ‘Cachín’, ‘Cachín’ y compañía pueden ponerse ya los pantalones largos. Son un colectivo hermoso que tiene que creérsela. Agrupen el talento y revolucionen la industria audiovisual en el Perú.

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JAIME ESPEJO ARCE